domingo, 23 de febrero de 2014


LA DEMAGOGIA YA NO TIENE MÁS RECORRIDO

Asombro, perplejidad, malestar por temor a que se puedan volver a reír de uno, ¿Qué es lo que debe de sentir el ciudadano/a de Ferrolterra, ante el enfado de ciertos representantes sindicales de Navantia cuando estos se enteran de que el flotel se iba a construir totalmente en las instalaciones de la antigua Bazán? ¿Es acaso de recibo que se sorprendan por esa decisión? La cuestión es clara y sencilla. Si no se pueden construir buques mercantes en Fene hasta el año 2015 es porque así lo DECIDIERON y ACORDARON, CC.OO, la UGT, la USTG y el gobierno del Estado presidido por José Luís Rodríguez Zapatero en el año 2004, junto luego, con la UE. Y no hay más.

Francamente, a mi me parece una tomadura de pelo que quienes firmaron las condiciones por las que el astillero de Fene se encuentra así, ahora pongan el grito en el cielo porque la dirección de Navantia decida construir el flotel en las instalaciones de Ferrol, al menos, hasta que no alcancemos el año 2015. Y es que en Fene “NO SE PUEDE CONSTRUIR NADA” que no sea construcción militar hasta el año 2015, (DE MOMENTO) y eso, si es así y lo es, es “PORQUE LOS GRANDES SINDICATOS ESTATALES ASÍ LO FIRMARON”. Por tanto, esta medida no puede sorprender a nadie en Ferrolterra, y mucho menos, a quienes firmaron esas condiciones.

La postura de los sindicalistas que dicen sorprenderse con el anuncio de la empresa, parece como si quisiesen sacarse de encima la responsabilidad que sus respectivas organizaciones tienen respecto a que la antigua Astano sea un cementerio industrial, y eso ni se lo pueden sacudir ahora ni se lo podrán sacudir nunca jamás. Los culpables de la situación del astillero de Fene en estos últimos años, fueron y siguen siendo, CC.OO, la UGT, la USTG, el PSOE y el PP. Unos por acordar que Astano pagase en solitario la totalidad de las ayudas de todo el sector público español, aún siendo el astillero menos favorecido por ellas, y otros por aceptarlo. Y esto guste o no guste es así. En este asunto, la demagogia ya no tiene más recorrido. Ya dio todo lo que tenía que dar de si.

Dice un representante sindical de Navantia que hay muchas formas de reconversión. Que la misma merma en la capacidad de producción lo es, y efectivamente es cierto, pero ojo, porque eso también se firmó en los acuerdos del 2004 y ¿Quién los firmó? Es cierto que no se comprende muy bien que la dirección de la compañía todavía continúe en sus puestos, pero no es menos cierto también, que no se comprenda tampoco el que ciertos sindicalista, locales y nacionales, continúen en los suyos después del camino recorrido en el naval de esta Ría en estos últimos años.

Teniendo en cuenta que más del 70 % de los ferrolterranos viven, directa o indirectamente, del sector naval de la Ría, es incomprensible que desde las organizaciones sindicales no hubiesen comprendido que los verdaderos representantes de “TODA” Ferrolterra son, sin discusión, los representantes de los trabajadores de Navantia. Si, de toda la comarca y no solo de Navantia. Si aceptamos, y eso creo que está claro para toda Ferrolterra, que el pasado, presente y futuro de la ciudad y su entorno, dependieron y dependen directamente del sector naval, estamos aceptando que sus representantes sindicales lo son de toda la ciudadanía de Ferrolterra. Exactamente igual que si de un presidente o un alcalde se tratase. Se le hubiese votado o no, ese presidente o alcalde lo es de todos los ciudadanos afectados por el marco de esa elección. Y en ese contexto, el comité de Navantia es el comité de todos los ferrolterranos. Porque todos dependemos, en mayor o menor medida, del naval y de Navantia.

Y en esa dinámica, ni los comités de empresa de Fene y de Ferrol ni las centrales sindicales CC.OO y UGT supieron estar a la altura de las circunstancias cuando más de 18.600 ferrolterranos (de izquierdas, de derechas, de centro y de más allá y acá) le exigieron a la Xunta de Galicia, a través de la ILP promovida por Rumbo 21, que trabajase para que el astillero de Fene pudiese volver a la construcción civil convencional. Si en esa ocasión estuviésemos “TODOS UNIDOS” defendiendo los intereses de Ferrolterra como si de una sola voz se tratase, igual ahora no estábamos hablando de que si el flotel se puede o no construir también en el astillero de Fene.

Si alguien no supo estar a la altura de las circunstancias para clarificar el futuro del sector naval en la Ría de Ferrol, esos fueron precisamente los sindicatos estatales, los comités de empresa de Navantia de Fene y Ferrol y los alcaldes que, en aquel entonces, en los años 2009 y 2010, regían Fene y Ferrol, Iván Puentes y Vicente Irisarri respectivamente. Esas entidades y personas, se pusieron en contra de lo que en su momento reclamaron más de 18.600 ciudadanos y ciudadanas de Ferrol y comarca. Y ahí, en esa reivindicación, no había ciudadanos del PP, del PSOE, de IU o del BNG, había solo ciudadanos. Y a eso se le dio la espalda. Claro que esta, no es más que una opinión.

sábado, 15 de febrero de 2014


EL PSOE FERROLANO SE EQUIVOCA UNA VEZ MÁS

               En esta ciudad y por tal y como está la situación, lo que menos se necesita en estos momentos es una guerra sin cuartel como la que se está librando en el seno de la familia socialista ferrolana. Y para opinar sobre esta cuestión, aún siendo un problema interno de partido, ni es necesario ser militante, ni afiliado, ni tan siquiera simpatizante. Para poder opinar sobre ese enfrentamiento que se traen entre manos los socialistas, basta con ser ferrolano. Eso es más que suficiente porque, quien más pierde en esa batalla, es Ferrol, y Ferrol, somos todos. Los socialistas y los que no lo son.

            La dinámica en la que entró el PSOE ferrolano lo único que le puede aportar a la ciudad es más incertidumbre de la que ya tiene, que no es poca. Justo lo que menos se necesita en estos precisos momentos. La familia socialista ferrolana tiene que entender, y esto es muy importante, que también está jugando con los intereses de toda la ciudadanía.

            En los cargos públicos o de partido, los intereses generales de la sociedad deben de estar siempre por encima de cualquier otra consideración, y en esa línea y si se quiere respetar tal concepto, la familia socialista ferrolana tiene que entender que no puede seguir con esa lucha fratricida. Para el buen gobierno de una ciudad es importante, muy importante, que los partidos representados en la corporación municipal sean partidos cohesionados, y en la medida en que lo sean, así adquirirán la firmeza necesaria para ejercer una buena dinámica de gobierno o de oposición, según en donde se encuentre cada uno en cada momento.

            Los perdedores de esa ridícula batalla no lo van a ser solo los protagonistas de la misma, Beatriz Sestayo y sus más directos apoyos o Natividad González Laso y los suyos, ni tan siquiera solo el PSOE, que lo será, sino que lo vamos a ser toda la sociedad ferrolana. El socialismo ferrolano tiene que poner freno de inmediato a esa deriva y hacer un ejercicio de reflexión que le lleve a entender y aceptar, que más allá de todos ellos están la ciudad y sus ciudadanos.

            Ferrol, como cualquier otra ciudad, necesita a la izquierda de igual forma que a la derecha, pero unidos y cohesionados dentro, cada uno de ellos lógicamente, de su propio partido. Y solo así, podrán estar capacitados, unos y otros, para hacer ciudad. ¿Cómo vamos, los ferrolanos, a confiar en personas para que arreglen nuestros problemas  si no son capaces de arreglar los que tienen en su propia casa?

            La agrupación socialista local lleva más de tres años en conflicto. Desde Diciembre del 2010 y ante las elecciones municipales de Mayo del 2011, que es cuando empiezan a sonar los tambores de guerra entre los partidarios del secretario local Irisarri y la secretaria de Organización Sestayo por la confección de la lista que concurriría a las mismas. Y desde entonces y hasta hoy, pasando por el 13 de Enero del 2011 que es cuando esa ruptura se hace efectiva, o por Diciembre del 2012, cuando se discute la segunda dedicación exclusiva para el grupo socialista en el ayuntamiento, el PSOE local no sabe lo que es vivir la unidad que realmente se necesita para desarrollar un buen trabajo a nivel municipal.

Y esto último es muy, muy importante. Y lo es porque a todos nos va algo en ello. Así que, tanto por el bien del partido como por el bien de Ferrol, aclárense y pongan fin, de forma inmediata, a tanta sinrazón.  

lunes, 10 de febrero de 2014


¿POR QUÉ  DOS  FERROLES?

               Decía la semana pasada, que en ocasiones hay una parte de Ferrol que se comporta como si realmente fuese incapaz de reconocer, públicamente claro, los aciertos y buenas gestiones de la otra parte, la del adversario político. Sin embargo, justo es decir también, que ésta no puede ser considerada como una característica de nuestra ciudad, sino más bien, como si de un fiel reflejo se tratase de lo que, generalmente, acontece en la práctica totalidad de la geografía de todo el Estado. Y en ese contexto y porque lo que más nos debe de preocupar a los ferrolanos es nuestro Ferrol, es por lo que hago la siguiente reflexión:

Cuántas veces les hemos oído a nuestros políticos que Ferrol es lo importante. Cuántas veces, que por encima de los intereses del partido están los de la ciudad ¿Y cuántas veces apreciamos que se cumpliesen esas premisas? Y no se cumplen, porque Ferrol tiene una clase política que es incapaz de afrontar los problemas  sin antes sopesar “de dónde vienen las propuestas para su solución”. Y eso nos está matando.

Cuando alguien intenta poner en práctica una iniciativa para aglutinar todos los esfuerzos, lo primero que el político de turno se pregunta es ¿Quién organiza el tinglado? ¿De quién es la idea? Y ahí ya nos topamos con la primera piedra. A veces, casi siempre, una gran piedra, que ya impide cualquier tipo de avance.

Si de donde parte la iniciativa es de la izquierda, la derecha se muestra desinteresada y sencillamente no acude a la llamada. Si por el contrario quién da los primeros pasos es la derecha, la que ni siquiera se plantea su participación es la izquierda. Y cuando  quien hace la proposición es algún colectivo o medio totalmente ajeno a cualquiera de las dos tendencias, ambos los dos – por separado, claro – se preguntan ¿Cómo respira esa asociación?. ¿A qué lado cae esa gente? ¿Quién está detrás de todo eso?

En este recientemente pasado 2013, el grupo Voz, al que hay que agradecerle su preocupación y compromiso, organizó, con más o menos acierto y éxito, unos interesantes encuentros a lo largo del año en los que se abordaron temas realmente importantes para el conjunto de Ferrol y comarca. Desde el sector naval hasta el Puerto Exterior como motor de despegue, pasando por el comercio, la fusión de ayuntamientos…etc. ¿Y cuál fue la respuesta de la clase dirigente?

Pues justo lo mencionado en el párrafo anterior. En función de cómo se conformase cada una de las mesas, así se conformaba el auditorio. Y así no vamos a ninguna parte. Lo que, en mi opinión, quedó patente a lo largo de todos y cada uno de los actos promovidos por La Voz de Galicia, fue la escasa preocupación que la clase dirigente tiene y siente de verdad por esta comarca.

En Ferrol la dificultad para el consenso raya en lo imposible, aquí se alimenta mucho más la discordia que la armonía, y eso, lejos de ayudar a minimizar los obstáculos, lo que hace es agrandarlos. Si los líderes políticos autonómicos son capaces de ponerse de acuerdo para que la Pokémon, por ejemplo, no llegue al Parlamento, o para consensuar que solo tribute a Hacienda el 83 % de sus salarios ¿Por qué no son capaces de ponerse de acuerdo los líderes locales para defender la ciudad? Si Rajoy, Rubalcaba, Cándido Méndez, Toxo…etc, son capaces de llegar a acuerdos a nivel estatal ¿Por qué en Ferrol no lo somos para defender la ciudad todos a una? La verdad es que parece que estamos empeñamos en que haya dos Ferroles. Y claro, así nos va. Acuerdo.jpg

lunes, 3 de febrero de 2014


AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR Y A FEIJOO…..

               ¡¡¡ Uf !!! Que desahogo. Bendito 28 de Enero del 2014. Ahora se vislumbra un puntito de claridad al final del túnel, y aunque es solo eso, un puntito, creo que debiera de ser motivo de satisfacción para todos los ferrolanos. Es evidente que esto es claramente insuficiente para nuestras necesidades, y por ello no podemos caer en la relajación, pero es un alivio, un buen alivio en estos momentos. Y porque se trata de un respiro, al día siguiente de la mejor noticia de los últimos años en el sector de nuestra ciudad, lo que corresponde, creo yo, no es precisamente manifestarse, sino disfrutar del momento. El día siguiente debería ser el día de las felicitaciones mutuas y de los reconocimientos. Pero claro, hasta ahí parece que no somos capaces de llegar los ferrolanos. Todos dicen alegrarse de la noticia, pero lo cierto es que son muy pocos los que lo demuestran.

Hoy nos dieron el flotel, pues hoy toca disfrutar y felicitar a quien o quienes más trabajaron en ello, y mañana, ya volveremos a hablar de los problemas que seguimos teniendo en el sector, que son muchos, porque evidentemente el flotel es solo un parche para nuestras necesidades. Pero mañana, no hoy.

Es cierto que Feijoo mintió o por lo menos no contó toda la verdad en algún que otro momento a lo largo de todo este proceso, pero eso ya se le reprochó. Ahora, lo que toca es reconocer que no es menos cierto también que la “culpa” de que el flotel lo tengamos en Ferrol es fundamentalmente de él. Y eso hay que reconocerlo. Y no se quiere hacer. Y ahí pecamos los ferrolanos. Hoy toca felicitar a Feijoo y a su equipo y así debemos de hacerlo. Otro día tocará abroncarlo, pero hoy toca felicitarlo. ¡¡Que pena que todo lo tengamos que ver desde la óptica electoralista!!

Dicho esto, quiero insistir en que debemos de mantener los pies en el suelo y ver las tremendas dificultades que todavía nos quedan por delante para sacar a esta ciudad y comarca del pozo en que está metida, y ese reto, necesita de todos.

            Y en ese contexto, también hay que pedirle a todos los medios de comunicación que por favor sean más objetivos a la hora de informar, que no vendan tranquilidad a costa de cualquier precio, porque eso, es informar inadecuadamente y por lo tanto, puede arrastrar a la ciudadanía a una dinámica equivocada que luego, sin lugar a dudas, llegará el momento en que pase factura.

            Si estamos hablando de un encargo de 1.000.000 de horas de trabajo, (al margen de las 130.000 horas de ingeniería) no se puede decir al mismo tiempo que Navantia tiene trabajo asegurado para dos años, y mucho menos, para treinta meses. El millón de horas da para 400 trabajadores durante 15 meses. (considerando 21 días de trabajo al mes) Es decir, para algo más de un año. Y Navantia Fene – Ferrol tiene no 400, sino 2.300 personas de plantilla. Solo de plantilla. ¿Y las auxiliares? Porque hablar del sector naval de Ferrol y ceñirse únicamente a la plantilla fija de Navantia no es real. Y esto no quiere decir que el contrato no sea importante, claro que lo es, y mucho, sobre todo por las puertas que puede abrir, pero llamémosle a las cosas por su nombre para que luego nadie se sienta engañado. Una cuestión es que el plazo de entrega del buque sea de treinta meses y otra muy diferente el número de trabajadores que en él vayan a trabajar y el tiempo de ocupación para esos trabajadores.

Ahora y con la tranquilidad de tener ya algo que hacer, Navantia y sus trabajadores tienen que afrontar decididamente uno de sus más importantes retos. El futuro de la empresa. Discutir el Plan de futuro que la empresa tenía diseñado y que por la presión política y sindical se retiro de la mesa. Eso es lo importante ahora, además de seguir trabajando para la consecución de nuevos contratos. Afrontar seriamente y de verdad el futuro de la empresa, sin amaños, sin soluciones que tengan fecha de caducidad, como las actas de los políticos que la dirigen.

Ese es el gran reto de todos los que conforman la empresa. Poner remedio a los males intentando encontrar las soluciones dentro de los criterios por los que se rigen las corporaciones empresariales. Las soluciones políticas ya hemos visto lo que dan de si.